“Nos enseñaron desde niños cómo se forma
un cuerpo, sus órganos, sus huesos, sus funciones, sus sitios, pero nunca
supimos de qué estaba hecha el alma”
Mario Benedetti.
Quizás no seamos conscientes de todo aquello que nuestras emociones iluminan y
ensombrecen a lo largo de nuestra vida. Nadie nos dijo como manejarlas, como
cambiarlas o aprenderlas, parece como si nos olvidáramos de ellas por el simple
hecho de que no se vean. Pero, estaréis conmigo en que son fundamentales en nuestro día a
día.
Las emociones determinan nuestra relación con el mundo que nos rodean. Nuestra salud mental y bienestar personal se influyen mutuamente, dependiendo
en gran medida de cómo nos relacionamos con el mundo, así de las emociones que
se generan. Al nacer no tenemos desarrollados el pensamiento, ni el lenguaje,
ni siquiera podemos planificar lo que hacemos, sin embargo, nuestras
emociones nos permiten comunicarnos e identificar aquello que
es bueno y malo para nosotros.
Cada vez que experimentamos una emoción, podemos crear pensamientos acordes
a esta, interviniendo además nuestro sistema nervioso como el preparador del
organismo para la mejor respuesta. Las emociones son como un sistema
de alarma que se activan cuando detectamos algún cambio en la
situación que nos rodea; son recursos adaptativos que los
seres humanos presentamos, y que dan prioridad a la información más relevante
para cada uno, activando así diferentes procesos que nos permitirán dar una
respuesta
En la infancia, experimentar emociones positivas con frecuencia, favorece el
posible desarrollo de una personalidad optimista, confiada y extrovertida,
sucediendo lo contrario con la vivencia de emociones negativas. Por ello es tan importante una adecuada educación emocional ya que nos permitirá adquirir destrezas para el
manejo de los estados emocionales, reducir las emociones negativas y aumentar
en buena medida, las emociones positivas.
Una buena educación emocional conlleva
todo un proceso de aprendizaje en el que se va construyendo la
visión del mundo, de nosotros mismos y cómo nos manejamos.
Además cada
experiencia que vivimos tiene un tono emocional, agradable o desagradable.
Con
un desarrollo adecuado de las emociones podremos:
-Recuperarnos antes
en el tiempo de la experimentación de emociones negativas.
- Adoptar una actitud positiva ante la vida.
-Ser más
optimistas, pero no en exceso.
-Saber expresar nuestros
sentimientos.
-Tener una autoestima realista.
-Presentar
capacidad de cooperación y una buena resolución de conflictos.
Para concluir comentaros que lo mismo de importante es sacar buenas notas, o ser una estrella en el fútbol... que educar en emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario